miércoles, 24 de julio de 2013

Visita a Playa de Rodadero

Una visita no planeada a una parte de la ciudad de Rodadero que ha dado mucho de sí. Así funciona una playa plenamente turística del Caribe. Playa de ensueño, ¿Sí o no?.

 

Quizás cuando uno ve por la tele los anuncios de agencias de viajes suele ver paisajes de playa en donde no vive un alma, si me apuráis siempre hay una palmera torcida que da la sombra justa y necesaria para acogerte a ti. Así me imaginaba yo que serían los parajes de las playas de Santa Marta, después de la experiencia de Taganga ya no puedo decir lo mismo.

Esta mañana acompañé a una compi de trabajo a una reunión en Puerto Nuevo (no hay post ni fotos de este sitio porque es terreno militar y no permitían la entrada de cámaras). Lo único que puedo deciros del puerto en sí, es que ocupa una extensión de tierra exageradamente grande, sus oficinas están dispersas, cada nave tiene su propio aparcamiento y apenas se veían barcos atracados. Por lo visto este puerto sirve única y exclusivamente para la recepción de carbón por vía marítima. Lo bueno de su distribución amplia es que contenía zonas verdes y allí pululaban gavilanes, aguilas, libéluas y hasta 5 especies de mariposas distintas. ¿Sabéis lo que pasa cuando hay mariposas en el ambiente?. Eeexacto, que una se me pega al cuerpo:

Aquí tenéis a mi buena amiga la mariposa monarca (Danaus
plexippus). 

Esta estaba muy mansa y la razón de ello es que ya es viejita. Siempre que veáis a una mariposa con los bordes de las alas dentados y de color desgastado significa que ha vivido bastante. Si se deja coger y hacer fotos como en este caso es muy probable que le quede poco de vida. Empiezo a pensar que necesito también una guía de lepidópteros, aquí hay muchos y excepcionalmente bonitos.

Hasta ahí todo bien, salimos de la reunión y mi compi se ofrece a llevarme a dar una vuelta al municipio del Rodadero para que vea una playa caribeña. En resumidas cuentas, Playa del Rodadero, que se encuentra en un barrio de Santa Marta llamado Gaira. Una zona por lo general muy turística.





¡Imaginaos caminando por este paseo marítimo!
Todo un lujo para los sentidos. Allá donde miro sólo veo tenderetes de fruta, cócteles y dulces.Eso sí, hace un calor asfixiante, yo no sé cómo no está toda la gente metida en el agua. Si hubiese podido me habría tirado de cabeza sin pensármelo dos veces. Los tenderetes están muy bien situados a la sombrita de las palmeras y ofrecen lo que el cuerpo pide: azúcar.






La zona de playa de arena seca no eran más de 100 metros y la zona de batida de las olas no mas de 1. Según me comentaba la compañera el municipio y playa deben su nombre a que hace 50 años había unas dunas muy grandes y empinadas desde las cuales la gente se tiraba rodando y llegaba a la playa. La ingeniería de costas modernas usó la arena de esas dunas para suavizar la pendiente de la playa y el resultado es el que veis a continuación:






Hoteles y resorts en plena línea de playa, e incluso tras el nivel de bajamar. Aunque se ve blanca, el color de la arena es gris y cuando se moja se torna completamente negra. Alto contenido en mica negra of course!



Tras el paseo marítimo estaban los tenderetes, tras los tenderetes, las sombrillas (o casetas de campaña casi) con sus hamacas y con toda la comodidad del mundo.







Uno se sienta en las hamacas, con la privacidad de que la familia de al lado no te ve. Lo único que puede molestarte y además hasta la saciedad son los vendedores ambulantes. De todo lo que os podéis imaginar: abalorios artesanales, aceite de coco pa'ponerte morena, bebidas, dulces, viajes en lancha a otras playas cercanas...
Como te vean cara de guiri es que no paran, hacen una ronda y al volver de nuevo te preguntan. Yo no puedo quitarme las pintas que tengo, así que no me queda otra que acostumbrarme a que me ofrezcan de todo.

 Pensaba hacer un post especial de comida, pero ya que he probado algo en este escenario, creo que queda mejor en el contexto.

Esto de la izquierda es una "panocha" y es un dulce hecho con una obea de pan doblada y en el centro hay un pegote de delicioso dulce de leche que los colombianos llaman "arequipe".
A mi me ha gustado, será porque no todo está relleno de dulce, únicamente la parte de abajo. Me revitalizó muchísimo el comer este dulce mientras andaba a pleno sol.
El paseo duró una teternidad para mí que estaba acalorada, pero mientras mi compañera me comentaba cómo ha sido la gestión de la costa, gajes del oficio. Tan sólo un apunte, si a unas millas de este sitio se encuentra Puerto Nuevo hemos de asimilar que esta playa recibe residuos del transporte de carbón.


Al final del paseo vimos una zona de embarcadero y un canal totalmente acotado por muros de hormigón y según parece está hecho de manera artificial únicamente para hacer el bonito. Han abierto un canal tierra adentro que desemboca en una zona de mangle pero no precisamente para mantener ese mangle. Curioso.

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